En este sentido había que
apuntar que durante más de tres décadas en México la percepción de los procesos electorales están basados en
un sistema de permanente desconfianza, siendo este el hecho válidamente para
entrar en el contexto del tema, tendríamos que señalar que desde la época
virreinal en México, se han venido desarrollando mecanismos que permitieron
transitar a esta sociedad de un sistema
monárquico o virreinal al sistema democrático moderno; vale la pena hacer esta
acotación; a diferencia de estados de origen federalista, la República Mexicana
viene de una larga tradición de lucha entre
liberales y conservadores, visto desde otro punto de vista hablamos de
la concentración de Poder del Estado en Órganos Centrales de decisión que tiene por objeto el control y regulación
del Sistema Gubernamental Mexicano y que hoy conocemos como centralismo y los
pensamientos de la distribución de este poder público en las entidades
soberanas y autónomos plasmadas en el
artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos;
bajo un modelo de unión de esfuerzos para contribuir al sostenimiento del marco
político social y que se determina como federación.
Es fundamental señalar que la diferencia de
los Estados Unidos de Norteamérica; donde el Constituyente toma el modelo
liberal, nuestra cultura e idiosincrasia viene de otro orden; nosotros no
prevenimos de un ejercicio colonizador, sino
de una conquista, donde hubo una sujeción a un Imperio; segundo no
existe una manifestación de las colonias existentes para constituirnos en una
Federación de estados por el principio de Autodeterminación soberana, sino por
el contrario la rebelión mal llamada independencia; tenía por objeto en un principio no precisamente
liberar a la Nueva España, sino librarse las imposiciones que la conquista o
sumisión bajo la cual se encontraba España a Napoleón II, sin embargo en esa
tesitura histórica puede ser tema una
charla por cierto muy interesante que deben sostener los historiadores, así las
cosas y bajo el contexto de la dominación de las clases altas, estos
específicos sociales siempre fueron proclives, a detentar el ejercicio del Poder Público lo que daba status a su linaje, así paso el siglo XVIII y XIX
entre conflictos añejos de aquellos que sentían eran heredados de la nobleza
española y los ciudadanos nacidos en
México, por cierto regularmente de padres españoles o mestizos de clases pudientes porque fueran reconocidos
los derechos de los mismos a ocupar cargos públicos, en este sentido va creciendo
el sistema libertario en México por las profundas raíces del Derecho
Francés de cual somos herederos jurídicos.
Así se llega a la reforma
donde se observa la lucha entre centralistas y federalistas, pasados los años y
después de los liberales, con la llegada de Díaz al poder y en ejercicio de la
Dictadura; con ello y de facto nos encontramos nuevamente en el centralismo,
dados estos elementos se inicia la Revolución de 1910; donde se pronuncia por
la no reelección y el sufragio efectivo, después de esta periodo se inicia la
etapa constituyente y es allí donde
precisamente se manifiesta la voluntad del pueblo mexicana por constituirse en
una República Federal con estados soberanos y autónomos en cuanto a su régimen
interior.
Todos estos antecedentes
tienen por objeto plantear un análisis consiente de la lucha ancestral que se
ha venido desarrollando en el país y que con esta última reforma
constitucional y particularmente la
política electoral damos marcha atrás con avances que durante mas 80 años, se
habían logrado; optando de nueva cuenta por un modelo centralista,
fundando esto en un temor de que los estados y municipios en realidad despeguen
en materia de federalismo y se
constituya la visión revolucionaria y constituyente de contar con una verdadera
federación de estados libres y soberanos, lo
cual considero es la verdadera intención del legislador al redactar en principio
el articulo 40 y el original a artículo 41 que hoy viene a ser el parte aguas
de la reforma política electoral del país
no del todo malo con muchos aciertos pero tendiente al destrucción e
instituciones probadas en un ejercicio
de centralismo político basado no hechos probados sino en suposiciones políticas
que rompen desde mi punto de vista con el principio de evolución técnica del
derecho.
Como siempre quedo a sus
ordenes para sus amables comentarios.