Cuál es la función del juez electoral y las condiciones
de las personas encargadas de juzgar, para hacerlo no solo de acuerdo a la
legalidad sino también a la Justicia
El nuevo siglo y el nuevo milenio debe ser un tiempo de
renovación, y también, de una nueva Administración de Justicia. No se trata de
cambiar el concepto tradicional y natural de lo que es justo o injusto, pero sí
que hay que ir hacia una forma de aplicación y de interpretación de las normas,
más abierta, más acorde con la realidad social del hombre de hoy que necesita
de la justicia y de una organización estatal que sólo tiene auténtico porvenir
desde el estado de derecho, cuyos garantes custodios son los Jueces.
En
México con la reforma constitucional del
2011 en donde los derechos humanos cobran especial relevancia y en particular
la observancia de los tratados internacionales a la luz de un nuevo sistema de
convencionalidad que en lo particular en la materia pollitos electoral ha sido
una caja de resonancia plural y que ha
permitido extender el conocimiento jurídico de lo que simplemente eran
nulidades electoral a la protección efectiva de los derechos político electorales
y sociales de los mexicanos.
Se
ha de buscar, por tanto, un Juez humano, metido en cuantos problemas afectan a
la sociedad que le rodea, consciente de que tiene una vocación especial que
constituye algo más que un medio de vida o una profesión. Es un llamado a
defender la Ley, y de forma especial, a los más necesitados del amparo legal,
encaminarse hacia un futuro de convivencia en esa sociedad de paz y justicia
que los nuevos Jueces tienen de alguna forma que transmitir. No se ha de
olvidar que aquello que guarda el interior de nuestro corazón, de alguna forma
es recibido por los demás. El que está inquieto, el que tiene espíritu de
revancha, transmite inquietud y guerra, pero el que en su interior goza de paz
y sentido de lo verdaderamente justo, transmite paz y justicia.
La función del juez electoral en estos tiempos de vertiginosos cambios es sin duda la expresión de que el estado mexicano a través de sus diferentes niveles de gobierno están a la vanguardia de buscar que el ejercicio democrático en el país no quede exclusivamente en acotaciones de carácter legales y de buena fe plasmados en una obra constitucionales impecable, sino que el legislador a través de los últimos 25 años ha logrado crear un andamiaje jurídico que por supuesto es perfectible y sin duda a base exploración de nuevos conceptos logremos dilucidar con toda precisión las pretensiones de los justiciables.
La función del juez electoral en estos tiempos de vertiginosos cambios es sin duda la expresión de que el estado mexicano a través de sus diferentes niveles de gobierno están a la vanguardia de buscar que el ejercicio democrático en el país no quede exclusivamente en acotaciones de carácter legales y de buena fe plasmados en una obra constitucionales impecable, sino que el legislador a través de los últimos 25 años ha logrado crear un andamiaje jurídico que por supuesto es perfectible y sin duda a base exploración de nuevos conceptos logremos dilucidar con toda precisión las pretensiones de los justiciables.
Al
hablar de función judicial, preferiría cambiar el término por el de «misión del
Juez». Función es la acción y ejercicio de un empleo o cargo. Misión es poder y
facultad para desempeñar un cometido. En la labor judicial, el cometido está
por encima del cargo. El diccionario académico, en una de sus acepciones, habla
de «la misión» como acción de enviar. Transmitir la buena nueva a quien la
necesite. Eso es, exactamente, el trabajo fundamental de un Juez: ser un
enviado a la vida diaria para transmitir la buena noticia de una sociedad de
justicia y de un estado de derecho sin discriminaciones, que se hace y forma
diariamente, en la vida profesional de Jueces y Magistrados. Es, precisamente,
la efectividad de la Justicia la máxima aspiración de los pueblos cultos.
Una
de las más antiguas Compilaciones del mundo, las Leyes de Manu, dicen que la
Justicia es el único amigo que acompaña a los hombres después de la muerte,
pues todo otro afecto está sometido a la misma destrucción del cuerpo. Y si la
Justicia es imperecedera, si el hombre lleva en sí este sentimiento, es
indudable que al tratar de plasmar dicho sentir en una acción humana, no puede
considerarse como mera función, simple actuación de funcionario, sino como
verdadera misión trascendente, fundamental y esencialísima dentro de la
organización de la sociedad. Goldschmidt dice que la virtud de la Justicia,
lejos de ser sólo una virtud moral, es más bien una virtud intelectual y posee
repercusiones sobre la voluntad. Cuando el Juez es consciente de esa misión y
de esa virtud, aprende que la norma jurídica le dará la pauta a seguir de la
que no debe salirse, pero sin imponerle barreras infranqueables ni limites rígidos.
En
este sentido, la misión del Juez se acerca al orden legislativo sin invadirlo,
puesto que tiene que adaptar las normas legales a la cuestión debatida. Esa
actividad intelectual del Juez, se dirige al hombre. No hay máquina ni puede
haberla capaz de suplir los elementos volitivos e intelectuales que logra
aportar la criatura humana. De ahí que el hombre convertido en Juez, sea el
elemento fundamental, la figura central del proceso, hasta el punto que se ha
llegado a afirmar que más que buenas o malas leyes, lo que hay son buenos o
malos Jueces.
Hoy
bajo las nuevas reglas electorales que nos rigen la participación del
impartidor de justicia especializado en materia electoral, significa el fiel de
la balanza, entre la paz social y la conservación del Estado Democrático; de su
actuación dependerá sin duda alguna la certeza y legalidad de las actuaciones
que en materia administrativa electoral se hayan realizado y se convierte en la
ultima instancia de confirmación de la no violación de principios
constitucionales y convencionales, dando certeza a la ciudadanía de que sus
derechos político electorales son realmente protegidos por estas instancias.
En
suma hoy dentro de la división de facultades en materia electoral que están, la
participación social del juzgador electoral se transforma en la última defensa
que tienen los Mexicanos ante proceso de elección y participación ciudadana por
el búsqueda de un país más democrático.